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LA UNIVERSIDAD DE HOUSTON SE ENCARGA DE LA SOLUCIÓN DE FUGAS EN LAS TUBERÍAS
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Un avance en la detección del riesgo de fugas en las bridas de las tuberías de petróleo procede de una investigación de la Universidad de Houston que utiliza un robot Saab Seaeye Falcon como plataforma de desarrollo.
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Denominada SmartTouch, la solución consiste en integrar en el Falcon innovadores controles de manipuladores robóticos que proporcionan múltiples sensores de ondas de tensión para la inspección táctil de las uniones atornilladas, junto con las últimas tecnologías de inspección y control de la salud estructural. También se han integrado en el sistema cámaras de vídeo y sonares de exploración.
El objetivo principal de la Universidad era encontrar una solución robótica eficaz en el tiempo y rentable para identificar las bridas en peligro, ya que las bridas atornilladas pueden aflojarse cuando la dinámica del océano desplaza las tuberías. La dificultad de localizar las bridas en riesgo hace que su inspección oportuna sea clave para la prevención de vertidos de petróleo.
El equipo de investigación dirigido por el Dr. Zheng Chen, profesor adjunto de Ingeniería Mecánica y director de robótica bioinspirada, junto con el Dr. Gangbing Song, profesor de Ingeniería Mecánica, incluye seis estudiantes de doctorado.
"Los resultados de las pruebas han demostrado la fiabilidad y el rendimiento del Falcon para satisfacer las necesidades del sistema de inspección de tuberías submarinas SmartTouch", afirma el Dr. Chen.
Inspección totalmente automatizada
Para la Universidad, la facilidad de integración de los sistemas proviene de la arquitectura de control distribuido inteligente iCON™ del Falcon. El iCON™, centrado en los módulos, dota a cada dispositivo de su propio microprocesador para el control individual y ofrece un concepto flexible para el futuro que puede adoptar fácilmente las tecnologías en evolución.
"El sistema robótico SmartTouch", afirma el Dr. Chen, "puede automatizar totalmente y reducir drásticamente el coste y el riesgo de las inspecciones submarinas, lo que permitirá realizar operaciones más seguras en oleoductos y gasoductos en alta mar."
Con más de un millón de horas de operaciones submarinas, el Seaeye Falcon es el robot más vendido del mundo en su categoría. Su éxito de 20 años se debe a la creación de un vehículo portátil, del tamaño de un metro, inteligente, potente, con cinco propulsores, altamente maniobrable, multitarea y fácil de usar, con una profundidad nominal de 1000 metros, que puede mantenerse estable en fuertes corrientes cruzadas mientras está repleto de cámaras, sensores y herramientas.