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#Novedades de la industria
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Cambio climático y contaminación marina: una estrecha relación
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Hacia un aumento de los episodios de contaminación marina
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El problema de los residuos flotantes en el mar está directamente relacionado con las actividades humanas en tierra, no sólo las cercanas a la costa, sino también las alejadas de ella. Cuando se trata de residuos, el mar empieza lejos de la costa: tierra adentro, donde arroyos, ríos y riachuelos pueden arrastrar grandes cantidades de ellos hasta el mar. Como vemos a menudo en las alcantarillas de las ciudades, "el mar empieza aquí". Expertos y científicos coinciden en que el 80% de los residuos marinos proceden de fuentes terrestres.
Aunque el volumen total de residuos vertidos en los océanos cada año sigue siendo una cifra controvertida entre los científicos, que oscila entre 12 y 0,5 millones de toneladas, lo cierto es que cada residuo de plástico vertido en el medio ambiente representa un peligro no sólo para la fauna, sino también para la salud pública.
Por ejemplo, es probable que una tormenta o tempestad en las regiones de Lyon, Toulouse o París provoque una crisis de contaminación por plásticos en el Mediterráneo, el Atlántico o el Canal de la Mancha.
Como estos fenómenos meteorológicos extremos tienden a hacerse más frecuentes con el cambio climático, cabe esperar que los ríos arrastren más contaminación.
Los litorales, y en particular el mediterráneo, se ven doblemente afectados: no sólo reciben residuos de los ríos cercanos y de las actividades industriales, sino también de otros litorales más lejanos: los puertos de la región sur conocen bien las acumulaciones de residuos tras los vendavales de levante que traen residuos de la costa italiana, o tras los vendavales de Libecciu que encallan residuos marinos del continente en la costa de Balagne.
En una época de cambio climático y de aumento de los fenómenos meteorológicos violentos, el vínculo entre meteorología y contaminación marina es aún más llamativo.
Desde su origen, el Mediterráneo combina factores desfavorables, ya sean geográficos (estuarios de los grandes ríos, masa de agua renovada desde hace más de un siglo, numerosas corrientes superficiales), demográficos (aumento muy elevado y constante de la densidad de población en las zonas costeras) o económicos (concentración de actividades humanas potencialmente contaminantes en esas mismas zonas costeras).
Si nos fijamos en el clima...
España, Francia, Italia, Grecia, Libia... Las regiones ribereñas del Mediterráneo sufren regularmente episodios de lluvia extremadamente violentos, como los de "Cevennes". Las fuertes pendientes y los sistemas de tormentas son las principales causas de estas particulares situaciones meteorológicas, que provocan escorrentías, inundaciones e incluso corrimientos de tierras. Las crecidas arrastran sistemáticamente enormes cantidades de residuos hasta las desembocaduras de los ríos. Estos fenómenos son recurrentes, y a menudo las mismas zonas se ven afectadas de un año para otro. El valle del Roya es un ejemplo perfecto. Tres años después de las dramáticas inundaciones del 2 de octubre de 2020, un episodio mediterráneo volvió a afectar a las mismas localidades, en particular Saint-Martin-Vésubie.
En los últimos 50 años, los estudios han demostrado una intensificación de los episodios mediterráneos y un aumento de la frecuencia de los episodios más fuertes. Se ha establecido que los fenómenos tormentosos en su origen están alimentados por la presencia de una masa de aire frío sobre un mar cálido, como ocurre típicamente en otoño.
La temperatura del mar es, pues, un factor clave en estos episodios lluviosos. Según el Centre National de Recherches Météorologiques (CNRM) francés, la temperatura de la superficie del Mediterráneo habrá aumentado entre 2 y 4 °C de aquí a finales de siglo. Por tanto, no cabe duda de que aumentará la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos en el Mediterráneo.
Los volúmenes de residuos que llegan al mar seguirán inevitablemente la misma tendencia. ¿Qué podemos hacer al respecto?
Los plásticos son los residuos más numerosos y contaminantes. Reducir su uso y producción parece lo más sensato. Sin embargo, reducir la producción de una industria mundial que en 2023 valdrá más de 700.000 millones de dólares y crecerá a un ritmo estimado del 4% anual no es tarea fácil, por no decir imposible. ¿Qué podemos hacer al respecto? Podemos mejorar la gestión de los residuos en tierra. Es posible conseguir que gran parte de los residuos que acaban en ríos y desagües pluviales sean capturados por las tecnologías existentes. Redes, barreras, aspiradores de superficie: la gama de herramientas sencillas y de baja tecnología disponibles es lo suficientemente amplia como para garantizar que los residuos no tengan tiempo de alejarse y hundirse en alta mar.
¡Pasemos a la acción!
Fuentes :
Informe parlamentario nº 217 "La contaminación por plásticos: ¿una bomba de relojería?"
https://www.senat.fr/rap/r20-217/r20-217.html
https://www.umr-cnrm.fr/?lang=fr
https://www.keraunos.org/
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